Presentación
“Una comunidad es democrática solo cuando la persona más humilde y débil puede disfrutar los derechos civiles, económicos y sociales que los más grandes y poderosos poseen”. A. Philip Randolph.
Constituye para mí un motivo de gran satisfacción presentar el informe anual de la institución del Ararteko correspondiente al año 2016, que recoge el conjunto de actuaciones y actividades realizadas a lo largo de dicho año, al tiempo que ofrece una visión de la situación general de los derechos humanos en la Comunidad Autónoma Vasca. Además, este informe es el resultado del excelente trabajo realizado por las 52 personas que trabajan en la Defensoría del Pueblo de Euskadi.
Nuestra institución y la actividad que hemos desarrollado este año no ha sido ajena a la situación general, destacando el incremento del número de actuaciones del Ararteko relacionadas con la ciudadanía, que ha alcanzado las 10.958, determinando un incremento de la actividad del Ararteko en esta anualidad de casi un 23%. Nuevamente nos hemos visto desbordados por las quejas y consultas presentadas (8.171). Para constatar este incremento simplemente hemos de echar la vista atrás al año 2010, en el que se comenzaron a visibilizar los efectos más graves de la crisis, y constatar el incremento de quejas ciudadanas de un 70%, debido a múltiples razones, pero, principalmente, al gran peso de las quejas relativas a las prestaciones sociales de contenido económico.
Igualmente, el número de ciudadanos y ciudadanas que se acercan a nuestras oficinas de atención ciudadana aumenta año tras año, especialmente en la oficina de Bilbao, superando en 2016 las 5.600 personas.
Respecto a la actividad de la Oficina de la Infancia y la Adolescencia, el número de expedientes en los que se tiene constancia de la presencia de niños, niñas y adolescentes alcanza en 2016 la cifra de 521, 1 de cada 5 de los presentados en la institución del Ararteko. La distribución de estas reclamaciones por áreas temáticas nos muestra que el 40% se refieren a situaciones de precariedad económica en las que se encuentran sus familias; un 29% tienen por objeto diversas cuestiones del sistema educativo; los servicios sociales para infancia en desprotección y las políticas de apoyo a las familias acaparan un 6% de las quejas cada una de ellas; y el resto de los ámbitos (sanidad, ocio y deporte, justicia, medio ambiente) se mueven por debajo del 5% de los expedientes de esa oficina.
Además de la tramitación de las quejas, la institución del Ararteko ha continuado en 2016 elaborando y publicando informes extraordinarios y estudios sobre colectivos y situaciones que, en nuestra opinión, deben ser atendidos con particular énfasis, para que el ejercicio de los derechos en Euskadi tenga la debida salvaguarda para toda la ciudadanía en condiciones de igualdad.
Junto a ello, el Ararteko ha desarrollado una gran variedad de actividades sobre colectivos que se hallan, en lo que respecta al ejercicio de sus derechos fundamentales, en una situación de vulneración, de déficit, de riesgo o de vulnerabilidad. Así, se han llevado a cabo diferentes iniciativas que se ponen en marcha mediante los planes de actuación de cada área de trabajo de esta institución. En ellas se integran, entre otras, las reuniones con organizaciones sociales y con responsables de diferentes administraciones públicas; la participación en jornadas, seminarios y congresos; becas de investigación, etc. Todos estos instrumentos nos permiten recoger información precisa y actualizada sobre las mencionadas situaciones para, con posterioridad, formular recomendaciones a las administraciones públicas competentes.
Por otra parte, hemos seguido profundizando en un aspecto prioritario para el Ararteko: las relaciones con la sociedad civil organizada, que constituye una fuente de información de primer orden para nuestro trabajo y, además, contribuye de manera decisiva a mejorar las condiciones del ejercicio de los derechos ciudadanos; en este sentido, cabe decir, con propiedad, que coadyuva al cumplimiento de las funciones del Ararteko. Todo ello puede conocerse con mayor detalle en el capítulo V de este informe.
Constituye un acicate para esta institución la gran confianza que nos trasladan las personas que acuden al Ararteko a presentarnos sus quejas o consultas. Así lo acredita el resultado de las encuestas que realizamos al finalizar los expedientes de queja, conforme a las cuales podemos concluir que en más del 81% de los casos recomendarían a otras personas acudir al Ararteko para cualquier problema con la Administración. Este impacto es fruto de un diálogo franco y constructivo con las administraciones públicas, que se traduce en cambios normativos y en políticas públicas, y, en última instancia, en la mejora de la vida de las personas. Cabe destacar que este elevado nivel de eficacia de la intervención del Ararteko se ha concretado en que, en 2016, la administración afectada ha corregido y modificado la actuación que originó la reclamación en el 93% de los supuestos.
En ocasiones, también nos hemos visto obligados a recordar a las administraciones que la aplicación de las normas a un caso concreto implica reconocer la situación individualizada de la persona en cuestión, y que, en épocas de dificultades como la actual, se hace imprescindible reinterpretarlas y dar las máximas facilidades para que su espíritu se pueda cumplir en la práctica administrativa.
Lamentablemente, 2016 también ha sido un año en el que la crisis económica se ha hecho notar con mayor intensidad, cargando sobre las espaldas de las personas y los colectivos más vulnerables. El aumento considerable del número de quejas en relación con los derechos sociales recibidas por el Ararteko es una clara muestra de las dificultades por las que está pasando buena parte de la población vasca. Los derechos socioeconómicos forman parte de la columna vertebral de la dignidad humana, por lo que el avance progresivo en su materialización debe ser una prioridad en la confección de las políticas públicas. Es precisamente en tiempos de crisis económica cuando la actualidad de los derechos económicos y sociales cobra su máximo significado.
La crisis, junto a su cara más amarga en forma de desempleo y pérdida de la vivienda habitual, nos ha evidenciado, al mismo tiempo, el valor superior de la solidaridad y la dignidad, el deseo de justicia social, que se ha materializado en múltiples iniciativas ciudadanas de apoyo.
Por ello, quiero aprovechar esta ocasión para reivindicar el papel vertebrador y sostenedor de las organizaciones sociales, de las ONG, que, aunque debilitadas muchas de ellas económicamente -por la reducción de subvenciones a causa de la propia crisis económica-, han efectuado un gran esfuerzo por fortalecer la conciencia y trascendencia de su papel en favor de la inclusión, la cohesión, la equidad y la justicia sociales.
Asimismo, quiero subrayar la encomiable tarea de muchas personas mayores, que tanto individualmente con sus familias o integrando organizaciones sociales, se han erigido en ejemplo de civismo, justicia equitativa, coraje y responsabilidad comunitaria. Nunca agradeceremos suficientemente su labor callada y constante que nos conecta con nuestra mejor esencia como sociedad.
El incremento de la violencia contra la mujer, en su forma más grave, los asesinatos, pero también en los delitos de índole sexual, nos alejan de una sociedad que respeta a la mujer y nos sitúa frente al espejo de una sociedad poco evolucionada, lo que exige una urgente revisión de los mecanismos de atención, defensa y protección penal de las mujeres víctimas de violencia de género, y repensar el modo de reforzar la eficacia de las políticas públicas orientadas, decididamente, a lograr una transformación profunda de las mentalidades sociales, dominadas demasiadas veces todavía por valores patriarcales.
No quisiera olvidar una mención específica al aumento de la discriminación en Europa, haciéndome eco del informe sobre discriminación de la UE (Discrimination in the EU in 2015. Report Special Eurobarometer 437), según el cual los europeos perciben la discriminación como un fenómeno que va en aumento. El análisis comparativo desde 2012, destaca que las prácticas discriminatorias han aumentado hacia las personas con origen étnico diferente; personas LGTBI (lesbianas, gais, transexuales y transgénero, bisexuales e intersexuales); las pertenecientes a minorías religiosas; las personas con discapacidad; y, por último, las personas discriminadas por motivo de sexo. Se trata ésta de una cuestión que no podemos perder de vista. Los comportamientos individuales o colectivos que atacan al diferente y las actitudes xenófobas nos devuelven a épocas que creíamos superadas y nos deben alertar de riesgos de involución democrática, frente a la que debemos estar atentos.
Igualmente, el Ararteko quiere llamar la atención, nuevamente, sobre la situación de cientos de miles de solicitantes de asilo y refugio en Europa que continúa deteriorándose mientras se tramitan con cuentagotas los procedimientos de acogida en los Estados miembros, con la finalidad última de cumplir con las cuotas de reubicación y reasentamiento fijadas en su día (hace ya un año y medio) por la Unión Europea. La desesperante lentitud de estos procedimientos y su escasa eficacia han generado un alto nivel de preocupación, frustración y rabia en amplios sectores de la población. La magnitud y la intensidad de la crisis humanitaria, que tiene lugar ante nuestros ojos, no recibe la respuesta adecuada.
Por ello, el Ararteko ha abordado diversas iniciativas, que se pueden conocer en este informe anual, para sensibilizar sobre esta situación, la última de ellas ya iniciado el 2017, propiciando una Declaración conjunta de todos los defensores del pueblo autonómicos, el día 2 de febrero, en la que, por unanimidad, se adoptaron una serie de propuestas en las que instamos a las autoridades europeas, estatales y autonómicas a cumplir los compromisos en materia de reubicación y reasentamiento de solicitantes de asilo y a adoptar las medidas de cooperación necesarias para poner fin a la inaceptable situación actual.
Desde esta institución entendemos la transparencia y la participación ciudadana como parte esencial de una gobernanza de calidad, asentada en principios de democracia avanzada, en el ambicioso objetivo del gobierno abierto y orientada a la construcción del espacio público. Para ello, las defensorías de derechos, como el Ararteko, constituyen instrumentos adecuados y específicos para el control de la transparencia y para asegurar el acceso pleno de la ciudadanía a la información de las actividades de las administraciones públicas, ejerciendo funciones de control de la buena administración y defensa de los derechos ciudadanos, y asegurando que la actividad de las administraciones públicas esté orientada hacia la consecución del interés público como garantía del interés general.El fenómeno de la globalización y de una necesaria visión internacional, si en algún ámbito cobra especial relevancia, es en el de los derechos humanos. No es posible únicamente una visión local de los derechos humanos y de sus garantías. Resulta ineludible el conocimiento de los distintos instrumentos jurídicos internacionales sobre derechos humanos, que, por mor del mandato constitucional, cuando son suscritos por el Estado, pasan a formar parte del ordenamiento interno. Por ello, se ha considerado necesario incorporar una “visión internacional” a la institución del Ararteko, no solo a través de la profundización en el análisis y estudio de la normativa internacional para su aplicación en nuestro trabajo, sino también para reforzar las relaciones de la institución del Ararteko con otras instituciones de garantía de derechos en el ámbito internacional.
En consecuencia, a lo largo del año 2016 se ha incrementado la presencia y actividad internacional del Ararteko, como se puede apreciar en los Capítulos IV y V del presente informe, y se han intensificado las relaciones con el IOI (International Ombudsman Institute), la ENO (Red de Ombudsman de la UE), la FIO (Federación Iberoamericana del Ombudsman), la IALC (Asociación Internacional de Comisionados Lingüísticos), así como contactos bilaterales con otros organismos internacionales y con Ombudsman de varios países europeos.
Finalmente, me parece importante señalar que la salvaguarda y la mejora de los derechos humanos demandan la existencia de una ciudadanía comprometida, exigente y fuertemente imbuida de los valores democráticos de respeto y defensa de los derechos. Hago votos por que en Euskadi sigamos dando pasos decisivos en la buena dirección, que no es otra que la defensa de las personas y colectivos más vulnerables de nuestro país, pues como acertadamente ha señalado Cynthia McKinney, “Somos mucho más fuertes cuando nos tendemos la mano y no cuando nos atacamos, cuando celebramos nuestra diversidad (...) y juntos derribamos los poderosos muros de la injusticia”.
Manuel Lezertua Rodríguez
ARARTEKO